- Adrià Antich
- 24 mar
- 2 Min. de lectura
Este año he comenzado un posgrado en la UPC de Barcelona: Inteligencia Artificial con Deep Learning. Uau, está siendo increÃble. Siento que realmente me estoy desafiando. Hacer un curso en el que mi formación previa es principalmente autodidacta es, sin duda, un reto interesante.
Déjame contarte rápidamente algo que me pasó el otro dÃa.
Estábamos haciendo una práctica de laboratorio sobre APIs para modelos de lenguaje. Para poner un poco de contexto: cuando te comunicas con un servidor, le envÃas una petición y, tras procesarla, el servidor te devuelve una respuesta. Bueno... la forma en que te comunicas con el servidor es un tema importante en informática y ciberseguridad, pero no era el enfoque principal de la práctica.
Aunque he trabajado en desarrollo de aplicaciones con JavaScript y he aprendido mucho por mi cuenta, habÃa cosas que no tenÃa del todo claras. SentÃa que tenÃa una laguna de conocimiento, pero no sabÃa cómo encontrar la información que me faltaba. No sabÃa lo que no sabÃa.
En clase, empecé a encajar las piezas. Después, fui a hablar con los profesores, y ahà fue cuando realmente comenzó el proceso. Al principio, mis preguntas eran caóticas—pensamientos desordenados, términos inconexos. Pero aquà es donde la inteligencia humana supera realmente a la IA: cuando habÃa intentado lo mismo con ChatGPT o buscando en Google, recibÃa respuestas a preguntas que ni siquiera estaba formulando. Pero mis profesores, en lugar de darme simplemente una respuesta, me guiaron hasta la pregunta correcta.
Y una vez tuve la pregunta correcta, todo encajó. La respuesta era clara y, aún mejor, surgieron nuevas preguntas. Pero lo que realmente me sorprendió fue darme cuenta de que mi aprendizaje no vino de las respuestas, sino de encontrar las preguntas adecuadas.
¿Quieres saber qué aprend� Tal vez en otro post... ¡hoy se trata del cómo, no del qué! 😊